¿Es esto la guerra contra el terror? Las tragedias de Siria se acumulan junto a los cuerpos, como cuenta este reportero ciudadano sirio en Alepo
Alepo, Siria, 11 de diciembre (Global Voices/SinEmbargo).– Rami Jarrah es una voz singular en Alepo, la ciudad siria devastada por la guerra.
Él es un periodista ciudadano sirio que documenta los costes de los ataques aéreos a los civiles. A menudo, esto significa apresurarse para llegar adonde un bombardeo ha ocurrido, como lo hizo el otro día cuando se encontró con un padre en pánico, frenéticamente buscando a su familia.
“Decía, ‘¿Dónde está mi hijo?, ¿Dónde están mis hijos, mi hijo Hassan?'” dice Jarrah, reportero del proyecto de medios ciudadanos ANA Press.
Los transeúntes como Jarrah comprendieron que sus hijos y esposa habían muerto durante el ataque aéreo ruso.
“El hombre gritaba continuamente: “¡El ISIS no está aquí! ¿Por qué nos está sucediendo esto?” añadió Jarrah.
“Agarró a su otro hijo, y lo estaba sacudiendo y lo sacudía a su alrededor, diciendo: “¿Quiere matarlo también? ¿Ve usted al Estado Islámico aquí’”
Jarrah es ciudadano británico y sirio. Huyó de Damasco en 2011, y se trasladó primero a Egipto y luego a Turquía. Ahora en Alepo, está publicando viñetas de los residentes.
“Son seres humanos. Respiran como nosotros, aman como nosotros. Ellos quieren hacer algún día, algo muy similar a lo que usted quiere hacer”, dice.
Jarrah se apresura a admitir que no es un observador imparcial.
“Para ser totalmente honesto, el periodismo en mi situación es activista”, dice. “Como activista de los medios de comunicación, lo que intento hacer es crear información en oposición a lo que está siendo amplificada por el régimen sirio y sus contrapartes”.
No hay periodistas extranjeros en Alepo, y Jarrah no da por hecha su propia seguridad.
“Es algo de qué preocuparse. El ISIS tiene celdas ocultas, y no me tienen en gran estima”, señala. “Tenemos un periodista que solía trabajar con nosotros que fue secuestrado, esto ocurrió en octubre del 2013, y desde entonces no hemos sabido nada de él”.
Reconoce que su temporada en Alepo puede estar cambiándole.
“No soy, en absoluto, un creyente. Sin embargo, entiendo por qué las personas necesitan en estas situaciones algo en que creer”, dice. “Alguien me preguntaba el otro día, ‘¿Hay refugios en Alepo y la gente los utiliza? Era un grupo de investigación. Y le dije, ‘Bueno, aunque hubieran miles de refugios, digamos que un refugio bajo cada edificio, no creo que la gente acudiera a ellos’. Debido a que esta guerra se ha prolongado durante el tiempo suficiente para que la gente se acostumbre a la situación”, dice, y agrega: “Me preocupa acostumbrarme a ver los derramamientos de sangre. Eso me preocupa”.
Este artículo de Joyce Hackel para The World fue publicado originalmente en PRI.org el 2 de diciembre del 2015, y es republicado aquí como parte de un acuerdo para compartir contenido con Global Voices.